Sopa de ajo, nutritiva y saciante. Nunca decepciona. Nacida de la pobreza y de la conveniencia es un plato histórico.
Para mí no hay duda. Cuando, quien quiera que fuese, se formuló el término comfort food si o si estaba mirando un plato de sopas de ajo. Un auténtico salvavidas gastronómico, muy posiblemente producto de la humildad de recursos, sin duda, pero también un ejemplo de cocina de aprovechamiento. Una sopa de ajo, o sopa castellana si te place, es siempre audaz, resueltamente descarada de sabores, y revitalizante como ningún otro plato.
Y es que en eso de sacar provecho a la despensa somos campeones.
Los pastores castellanos crearon este plato cuando tenían que viajar largas distancias y necesitaban una preparación con escasos elementos, que les diera calor en las frías noches de invierno y les proporcionara energía. De lejos puede que no parezca nada especial solo caldo, pan viejo, pimentón, ajo, aceite de oliva y huevos, pero acércate. Esta sopa es increíblemente satisfactoria y saludable. Un reponer energético de sabor rico pero hogareño que descansa fácilmente en la boca y el estómago.
Contenido
Culto al ajo
Cuando los romanos abandonaron España en el siglo V tras 400 años de ocupación, dejaron tras de sí acueductos, caminos, anfiteatros y una predisposición al uso liberal del ajo en la cocina ibérica. En ninguna parte es esto más evidente hoy que en la sopa de ajo, muy arraigada a la gastronomía en Castilla, pero disponible en todas partes en España.
Bien servida en un cuenco de barro con una cuchara de madera, la sopa de ajo tiene un aspecto sorprendente. En la superficie del líquido, flotando en un caldo humeante, hay abundantes trozos de pan que rodean un huevo escalfado o hilos de huevo. El caldo tiene el aroma de los dientes de ajo y con frecuencia se mezcla con pequeños trozos de jamón o chorizo, en su versión pudiente y glamurosa.
Sopa de ajo, motivo literario
Tanta presencia tiene en nuestra cultura culinaria que dejó impronta en la literatura. Ventura de la Vega convirtió en poema la receta, mientras que la poetisa salmantina Pepita Calles Crespo escribía de la Sopa de Ajo…
…
Y es por eso que a las sopas
hoy le ha sido adjudicado
ese reconocimiento
que a pulso se lo han ganado.
Si ayer quitaron el hambre
cuando no había que comer,
tanto el rico como el pobre
hoy las comen por placer
Sopa de ajo, tesoro castellano
Conocida en toda España como una sopa campesina, la sopa de ajo es hospitalaria con las sobras y cualquier otra cosa que en la cocina puedas tener a mano.
No nos engañemos, aún siendo tan arraigada a nuestras costumbres y menús, no a todo el mundo gusta. La sopa de ajo es particularmente preferida por aquellos que afirman que la sustancia tiene propiedades medicinales pronunciadas. Buenos dientes fuertes, pelo abundante y, sobre todo, un sistema digestivo indestructible son subproductos que el amante del ajo puede esperar.
Hablaba un folleto del antiguo Ministerio de Turismo español sobre comida autóctona que la sopa de ajo «cumple admirablemente con su deber de forrar el estómago para el paso de más víveres».
Los venerables orígenes de la sopa de ajo, junto con su fama de plato rural, hacen que abunden las recetas para su elaboración. Ciertos elementos esenciales son constantes, sin embargo, y estos incluyen dientes de ajo, aceite de oliva, agua y rebanadas de pan. A veces se sustituye el agua por caldo, incluso algunas versiones requieren la adición de puré de tomate o tomates cocidos a fuego lento en una sartén.
Receta de sopa de ajo al estilo Botín
Ingredientes (4 pax)
- 60 ml de Aceite de Oliva aprox.
- 4 a 5 dientes de ajo grandes, pelados y picados en trozos grandes
- 100 gr de jamón serrano, en taquitos
- Pan blanco del día anterior en rebanadas gruesas, mejor si es candeal
- 1 cucharada de pimentón dulce
- Sal al gusto
- 1 litro de agua caliente o caldo de pollo o verduras
- 4 huevos
Preparación
Precalienta el horno a 190º.
Cubre el fondo de una sartén mediana con aceite de oliva y pon a fuego alto.
Cuando el aceite esté caliente, agrega el ajo. Freír unos 30 segundos y luego agregar el jamón.
Freír otros 30 segundos y agregar el pan.
Saltear, revolviendo con una espátula hasta que el pan absorba el aceite y se dore ligeramente.
Espolvorear con pimentón y sal. Mezcla bien.
Añadir el agua caliente o el caldo, si ha sido tu elección, y llevar a ebullición. Reduce el fuego y que hierva durante 5 minutos para liberar y mezclar los sabores.
Divide la sopa en cuatro tazones resistentes al calor.
Rompe un huevo encima de la sopa en cada tazón.
Coloca los tazones en el horno precalentado a 190º y hornea hasta que el huevo esté listo, aproximadamente 5 minutos.
Servir inmediatamente.