El maridaje de vino y queso es más difícil de lo que piensas, pero con algunos trucos es la forma perfecta para sacarle el máximo provecho a dos productos gastronómicos fundamentales: el queso y el vino. El fin último del maridaje es muy sencillo: hacer que la comida, en este caso el queso, y el vino, sepan mejor de lo que lo harían solos. En definitiva, casar de la mejor forma hasta conseguir un “matrimonio” armónico. Tarea que no es fácil.
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No seas talibán con el maridaje
Lo primero es que ser un inflexible seguidor de las reglas no conduce a nada bueno, y siempre debes considerar una visión iconoclasta de las normas rígidas: te gusta lo que te gusta, y en comer y en beber cada uno disfruta a su manera, y no debes ser “condenado” por la elección.
Tan solo nos proponemos dar una visión somera del casamiento entre vinos y quesos. Lo demás queda a tu libre albedrío.
El maridaje de vinos es una habilidad y pasión para muchos entusiastas de la comida, pero las complejidades pueden intimidarte. Esto se debe a que no existe un solo tipo de vino y un solo tipo de queso. Los quesos varían en contenido de humedad, contenido de grasa, textura y sabor. Los vinos también varían en acidez, dulzor, cuerpo y estructura. Pues vamos a ejercer de casamenteros sin que acabe en divorcio, que siempre es un mal rollito.

Quesos Frescos y Blandos
Los quesos frescos y blandos se complementan muy bien con vinos blancos ligeros y crujientes, rosados secos, vinos espumosos, vinos secos de aperitivo y tintos de cuerpo ligero con taninos suaves. Los vinos que destacan son aquellos con sabores a manzana, bayas, frutas de hueso, tropicales, melón o cítricos. Es recomendable evitar vinos tintos robustos y tánicos.
Algunos ejemplos de quesos que armonizan con estos vinos son: Ricotta, Mozzarella, Burrata, Chèvre, Feta, Halloumi, Brie, Camembert, Brillat-Savarin, Crottin y Bûcheron.
Maridan de manera excelente con vinos como el Riesling (seco a dulce), Gewürztraminer, Moscato, Champagne, Cava, Chablis, Pinot Gris, Pinot Grigio, Albariño, Chardonnay sin madera, Sauvignon Blanc, rosado provenzal, Beaujolais, Lambrusco y Oporto Blanco, así como jerez fino.
Maridaje con quesos semicurados
Estos quesos presentan una textura más firme y sabores más intensos. Para maridar con éxito, es recomendable elegir vinos blancos de cuerpo medio, tintos afrutados, espumosos añejos y vinos de aperitivo que proporcionen un equilibrio entre acidez, notas frutales y taninos.
Ejemplos de quesos de esta categoría incluyen: Havarti, Edam, Emmental, Gruyère, Jarlsberg, Cheddar joven, Monterey Jack, Manchego y Tomme d’Alsace.

Acompañan muy bien a vinos como el Chardonnay, Borgoña blanco, Burdeos blanco, Pinot Blanc, Viognier, mezclas de Ródano blanco, Riesling (fuera de seco), Gewürztraminer, Champán, Borgoña tinto, Pinot Noir, Beaujolais, Barbera, Merlot, Oporto añejo y jerez amontillado.
Combinar con quesos fuertes en aroma
Para apreciar plenamente los quesos con fuertes aromas, se recomiendan vinos de cuerpo ligero con fragancias sutiles que armonicen en lugar de rivalizar.
Quesos: Époisses, Taleggio, Morbier
Maridaje con: Gewürztraminer, Riesling, Sauternes, Borgoña tinto, Pinot Noir.
Maridaje con quesos azules
Para realzar la experiencia de los quesos azules, es esencial seleccionar vinos con cuerpo y dulzura que puedan contrarrestar sus sabores audaces y su característica salinidad y riqueza.
Quesos: Stilton, Gorgonzola, Roquefort, Cambozola, Bleu d’Auvergne
Maridaje con: Oporto rojo, Oporto Tawny, Sauternes, Jerez oloroso, Banyuls, Recioto, Tokaji.
Vinos para quesos añejos
Los quesos más firmes y envejecidos se complementan perfectamente con vinos blancos de gran cuerpo y tintos de taninos robustos. Su sabor a nuez también se realza con vinos de estilo oxidativo, como el jerez, y su característica salinidad se conjuga maravillosamente con vinos dulces.

Quesos: Cheddar añejo, Cheshire, Comté, Gruyère añejo, Gouda añejo, Pecorino, Manchego, Asiago, Parmigiano Reggiano…
Maridan con: Borgoña o Burdeos blanco envejecido, mezclas blancas del Ródano, Riesling dulce, Viognier, champán añejo, Vin Jaune, Borgoña roja, Burdeos roja, Cabernet Sauvignon, Barolo, Barbaresco, Nebbiolo, Petite Sirah, mezclas rojas de California, mezclas rojas del Ródano, Zinfandel, Oporto rojo, Oporto Tawny, Madeira, Sauternes y Jerez oloroso.
¿Un vino para todos los quesos?

Que lo mejor sea abrir diversas botellas para maridar con la variedad de quesos, no hay ninguna duda. Pero no es habitual disponer de una bodega tan amplia. Por eso, si te encuentras en la situación de servir un solo vino con una selección mixta de quesos, te recomendamos considerar el Riesling, especialmente si es de estilo semiseco. Este vino, con su moderado contenido de alcohol, equilibra magistralmente la acidez, dulzura, frutas tropicales y una mineralidad subyacente que lo hace versátil para acompañar diversos quesos. Otra excelente opción es el Gewürztraminer alsaciano. Este vino seco y con cuerpo delicado libera aromas florales que se elevan etéreamente por encima de las notas saladas de los quesos.
Los vinos espumosos, ya sean secos o dulces, suelen ser una elección acertada en casi todas las ocasiones. Su vivaz acidez y sus matices tostados y a nuez complementan a la perfección quesos desde los frescos hasta los añejos. Un plato variado de quesos es una excusa perfecta para descorchar otra botella de champán, ¡como si necesitaras una razón adicional para disfrutarlo!
