Es fácil entender por qué el chocolate es la forma favorita de expresar amor en el Día de San Valentín. El chocolate tiene un encanto que, en esencia, es exóticamente romántico. Es simplemente una declaración de amor comestible que hace que los destinatarios del chocolate se sientan especiales e innegablemente gratificados.
El chocolate se ve, se siente y sabe celestial. Esta deliciosa sustancia no solo se derrite en nuestra boca en una explosión de sabores, sino que también derrite nuestros corazones en felicidad. Esta es probablemente la razón principal por la que el chocolate y las rosas rojas son los regalos preferidos para el Día de San Valentín.
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La tradición del chocolate en San Valentín
Con el Día de San Valentín a la vuelta de la esquina, ¿te has preguntado cómo se forjó vínculo entre el chocolate y el amor? ¿Cómo se formó la tradición de regalar chocolates en San Valentín?
La historia del Día de San Valentín se remonta a la época romana, pero la utilización del chocolate como elemento básico en el día dedicado a la celebración del amor es una adición bastante novedosa.
Tal vez, pudo ser una estrategia de «marketing» del genio Richard Cadbury (efectivamente, el del negocio chocolatero) en el siglo XIX.
En la década de 1800, esta familia británica solía fabricar chocolate, y Cadbury fue capaz de producir chocolates menos costosos. Su siguiente paso fue crear hermosas cajas para bombones con Cupido y rosas, que eran muy populares en la época victoriana y consideradas como el símbolo del romance. No hace falta decir que sus chocolates se volvieron apetecibles y muy populares, por lo que se vendieron «como churros”.
En Estados Unidos, justo en el cambio de siglo, el Día de San Valentín comenzaba a ganar popularidad entre los jóvenes de esa época. Los chocolates también estaban haciendo sentir su presencia cuando los pioneros chocolateros, como Milton Hershey, comenzaron la producción comercial de ‘besos’, chocolates en forma de gota. Pero fue Russell Stover quien realmente vinculó el chocolate con el romance cuando en 1923 comenzó a vender chocolates envueltos en cajas con forma de corazón, lo que rápidamente cautivó a los amantes del chocolate. Su “Corazón de encaje secreto”, bombones contenidos en una caja de bombones cubierta de satén y encaje negro, fue su mayor éxito.
Razones del amor por el chocolate
Razón una: el chocolate es un alimento afrodisíaco
El chocolate es considerado un alimento afrodisíaco desde la época de los aztecas. Se dice que el chocolate contiene una sustancia que inflama el deseo y hace que la persona amada esté más abierta al romance. Una tradición de la realeza europea era dar a sus amantes chocolates mezclados con ámbar para estimular su amor. Según la ciencia, podría haber algo de verdad en las viejas leyendas. Podría deberse a que los chocolates liberan sustancias químicas calmantes para el cerebro que aumentan los niveles de energía y deseo. Se ha demostrado que el chocolate produce un subidón natural que eleva el estado de ánimo y, a menudo, se equipara a sentirse enamorado.
Razón dos: el chocolate alimento de dioses
El chocolate proviene del árbol del cacao, también conocido como Theobroma cacao, que es la forma griega de decir «alimento para los dioses». En la antigua civilización maya el Dios del cacao era sagrado, el término tenía un significado más espiritual y literal. Los aztecas solían intercambiar granos de cacao como moneda.
Entonces, si el chocolate era el alimento adecuado para los dioses, podría ser lo suficientemente bueno para tu pareja, o incluso para ti.
Razón tres: el chocolate y lo emocional
Es un hecho que los chocolates tienen un gran efecto fisiológico y emocional en las personas. Dar chocolate no es solo una señal de amor, sino que también se da como una forma de expresar deleite, iniciar el deseo, expresar disculpas y reavivar la amistad, o simplemente se da para mejorar el estado de ánimo, ya que es un poderoso potenciador del bienestar.
Pastel de chocolate
Queda meridianamente claro que el chocolate es un tip perfecto para los enamorados…, y para los que no lo están. Pero, ¿y si esta vez lo conviertes es un regalo “hecho por uno mismo”? Sin duda, añadimos un plus de ilusión y un extra de mérito.
Pues dicho y hecho, nos ponemos manos a la obra para preparar un Pastel de Chocolate casero.
Ingredientes:
- 175 gr de mantequilla
- 200 gr de harina de repostería
- 4 Huevos
- 150 gr de Azúcar
- 50 gr de cacao en polvo
- 1 cucharadita de levadura
- 25 gr de Maicena
- 75 gr de pepitas de chocolate
- 1 pizca de Sal
Para la cobertura
- 200 gr de chocolate negro
- 200 ml de crema de leche
- 1 cc sopera de mantequilla
Precalienta el horno a 180 ºC con calor arriba y abajo.
Batir primero la mantequilla hasta obtener una crema suave. Para ello, es recomendable que la mantequilla se encuentre a temperatura ambiente.
Incorpora el azúcar y sigue batiendo. Añade los huevos, uno a uno, sin dejar de mover.
A continuación, añade todos los ingredientes secos previamente tamizados: el cacao en polvo, la harina, la levadura, la maicena y la sal. Esto ayudará a evitar que se formen grumos en la masa, aportará aire a la mezcla y, por tanto, logrará un bizcocho de chocolate más esponjoso y húmedo.
Mezcla haciendo movimientos envolventes hasta conseguir una masa uniforme y homogénea, y justo antes de terminar de integrar por completo la harina, añade los trozos de chocolate. Al incorporarlos de esta forma, los trozos quedan repartidos por todo el bizcocho y no se quedan en el fondo durante su cocción en el horno.
Vierte la mezcla en un molde de 18 cm, o el que dispongas, previamente engrasado con mantequilla y cocina en el horno durante 30-40 minutos, con calor solo abajo y teniendo en cuenta que en función del tipo de horno puede tardar más o menos en hacerse. El truco de introducir la aguja y ver que sale limpia es un clásico que nunca falla.
Cuando lo tengas listo, retíralo del horno y deja que se enfríe. Verás que el resultado es un bizcocho esponjoso y jugoso.
Es el momento de preparar la cobertura. Para ello, calienta la crema de leche y, una vez alcanzado el primer hervor, viertela sobre el chocolate troceado y remueve para que se funda e integre. De forma opcional, puedes añadir la mantequilla para conseguir un extra de brillo. Reserva el frosting en el frigorífico para que adquiera consistencia. También, una vez frío, reserva el bizcocho también en la nevera.
Es importante que el bizcocho también se mantenga en frío para evitar que se desprendan migas en ell momento de cubrirlo con el chocolate.
Para decorar el pastel, puedes cortarlo por la mitad y rellenarlo, o simplemente cubrirlo por fuera, procurando que el chocolate se distribuya de manera uniforme, utilizando una espátula grande, ya que así conseguirás que la cobertura quede lo más lisa posible.
Una vez decorado, reserva el pastel en el frigorífico hasta el momento de consumir.
Si no te parece suficiente, en el momento de servir acompáñalo con una salsa de naranja o un sirope frutal, encaja a la perfección.
Encantada con el postre, no sólo por el alto contenido nutricional del mismo ni porque pueda considerarse una golosina, sino porque según dicen, también es afrodisíaco, lo cual es un punto más a favor de éste preciado alimento. Nosotros en casa solemos utilizarlo tanto como complemento para dulces (coberturas, etc), como para salados como un detalle más de contraste con salados y lo cierto es que queda genial, casa perfectamente y le da un toque de distinción que nos encanta.
No olvidemos que, como regalo, el chocolate también es un bien preciado, tanto si quieres tener un detalle con una persona querida, como si tienes un copromiso, será perfectamente aceptado… porque ¿a quién le amarga un dulce?. A mí te aseguro que no, me encanta coger la cesta de chocolate y darle un tiento como final de la comida.
Gracias por el post, me ha encantado.
Gracias por tu comentario. Estamos totalmente de acuerdo con todas tus apreciaciones. A todos nos enloquece el chocolate.
Gracias por tu comentario. Efectivamente un final de comida con chocolate siempre es un final feliz.